Carcharhinus amboinensis: Tiburón baleta

El tiburón baleta (Carcharhinus amboinensis) conocido en inglés como pigeye shark o Java shark, es una especie de tiburón poco frecuente dentro de la familia Carcharhinidae, habitante de las cálidas aguas costeras del Atlántico oriental y del Indo-Pacífico occidental. Prefiere hábitats poco profundos y turbios con fondos blandos, mostrando una preferencia por áreas geográficamente limitadas. Con su robusto cuerpo gris, pequeños ojos y hocico corto y romo, este tiburón guarda una sorprendente similitud con el más reconocido tiburón toro (C. leucas), aunque se distingue por diferencias en la estructura vertebral y proporciones de las aletas dorsales, entre otros detalles sutiles.

Alcanzando longitudes de hasta 2,5 metros, este depredador supremo se desplaza principalmente en las capas inferiores de la columna de agua. Su dieta versátil incluye peces óseos y cartilaginosos, así como crustáceos, moluscos, serpientes marinas y ocasionalmente cetáceos. Las crías nacen vivas luego de un período de gestación que oscila entre nueve y doce meses, con camadas que van desde tres hasta trece individuos. Durante los primeros años de vida, los juveniles prefieren hábitats costeros protegidos como bahías, siguiendo patrones estacionales y de marea en sus movimientos.

Carcharhinus amboinensis: Tiburón baleta

El tiburón baleta posee características que lo perfilan como potencialmente peligroso debido a su tamaño y dentición, aunque no se tiene registro de ataques hacia humanos. Sin embargo, enfrenta amenazas significativas como capturas accidentales en redes destinadas a la protección de playas y en pesquerías dirigidas, donde se aprovecha tanto su carne como sus aletas. Actualmente, la UICN clasifica esta especie como vulnerable, reflejando la necesidad urgente de medidas de conservación para asegurar su supervivencia a largo plazo.

Clasificación del Tiburón Baleta: Carcharhinus amboinensis

  • Reino: Animalia
  • Filo: Chordata
  • Clase: Chondrichthyes (peces cartilaginosos)
  • Orden: Carcharhiniformes
  • Familia: Carcharhinidae
  • Género: Carcharhinus
  • Especie: Carcharhinus amboinensis

Descubrimiento de la especie

Johannes Müller y Jakob Henle, biólogos alemanes destacados, fueron los primeros en describir al tiburón Carcharhinus amboinensis, al que inicialmente llamaron Carcharias (Prionodon) amboinensis en su obra "Systematische Beschreibung der Plagiostomen" en 1839. En trabajos posteriores, este tiburón fue reasignado al género Carcharhinus. El espécimen tipo utilizado para la descripción original fue una hembra disecada de 74 cm de longitud, equivalente a unas 29 pulgadas, capturada originalmente en la isla Ambon, Indonesia. El epíteto específico "amboinensis" hace referencia precisamente a esta localidad de origen.

Existen varios sinónimos juveniles conocidos para esta especie, entre ellos Triaenodon obtusus, basado en un feto de tiburón baleta cercano al momento del nacimiento. Estos detalles taxonómicos y históricos subrayan la importancia de los estudios continuos y la revisión taxonómica en el campo de la zoología, contribuyendo a una comprensión más profunda de la diversidad y evolución de los tiburones dentro de los ecosistemas marinos globales.

Características del tiburón baleta (Carcharhinus amboinensis)

Características físicas

El tiburón baleta, debido a su notable similitud morfológica con el tiburón toro, ha sido objeto de estudios filogenéticos que sugieren una estrecha relación entre ambas especies. Sin embargo, las investigaciones basadas en análisis filogenéticos moleculares aún no han proporcionado conclusiones definitivas sobre la verdadera posición evolutiva del tiburón pigeye dentro del género Carcharhinus.

El análisis genético realizado en poblaciones de tiburones pigeye en el norte de Australia ha revelado que la historia evolutiva de esta especie se vio fuertemente influenciada por cambios en la geografía costera durante el Pleistoceno, hace aproximadamente entre 2,6 millones y 12,000 años atrás. Los patrones de diversidad genética encontrados en su ADN mitocondrial reflejan repetidas divisiones y fusiones de poblaciones debido a la formación y desaparición alternativa de barreras geográficas. Una de las barreras más recientes fue el puente terrestre a través del Estrecho de Torres, el cual se volvió a abrir hace aproximadamente 6,000 años. Este evento resultó en una significativa separación genética entre los tiburones que habitan en las aguas de Australia Occidental y el Territorio del Norte, en comparación con aquellos que se encuentran en Queensland.

Estos hallazgos subrayan cómo los cambios ambientales a lo largo del tiempo han moldeado la distribución y diversificación genética del tiburón baleta, proporcionando una perspectiva invaluable sobre su evolución y adaptación a los diversos entornos marinos de la región.

Estructura

Cómo es Carcharhinus amboinensis, su estructura, dientes, aletas, peso y longitud

El tiburón baleta se distingue por su cuerpo robusto y hocico corto, ancho y redondeado. Sus ojos son pequeños y circulares, con membranas nictitantes, y las fosas nasales tienen colgajos de piel de tamaño mediano en los bordes anteriores.

Dientes

La boca forma un amplio arco con surcos apenas perceptibles en las comisuras. Posee entre 11 y 13 filas de dientes superiores y entre 10 y 12 inferiores a cada lado, con hileras adicionales de diminutos dientes en la sínfisis mandibular. Los dientes son anchos y triangulares con bordes dentados, siendo los de la mandíbula inferior ligeramente más estrechos y finamente dentados que los superiores.

Aletas

Las aletas dorsales son características: la primera es grande y triangular, con un ápice puntiagudo y un margen posterior cóncavo, originándose sobre las inserciones posteriores de las aletas pectorales. La segunda aleta dorsal es mucho más pequeña que la primera y se sitúa por delante de la aleta anal, sin presentar una cresta en la línea media entre ellas. Las aletas pectorales son largas, anchas y ligeramente falcadas, estrechándose y volviéndose puntiagudas en las puntas. La aleta anal tiene un margen posterior muy marcado, y el pedúnculo caudal muestra una muesca profunda en su superficie superior donde comienza la aleta caudal. Esta última es asimétrica, con un lóbulo inferior bien desarrollado y un lóbulo superior más largo que presenta una muesca cerca de su punta.

La piel está cubierta por dentículos dérmicos grandes que se vuelven más apretados y superpuestos con la edad, cada uno con varias crestas horizontales y dientes posteriores. El color del tiburón baleta es gris en la parte superior y blanco en la inferior, con una tenue banda pálida en los flancos. Los juveniles tienen la segunda aleta dorsal y el lóbulo inferior de la aleta caudal oscurecidos en las puntas. Se ha registrado un caso de albinismo en un individuo capturado en Queensland en 1987, siendo el primer ejemplo conocido de esta condición en un tiburón réquiem.

Tamaño y peso

En cuanto a su tamaño, los adultos típicamente miden entre 1,9 y 2,5 metros de longitud, aunque algunos individuos más grandes pueden alcanzar hasta 2,8 metros.

Para diferenciarlo del tiburón toro (Carcharhinus leucas), el tiburón Carcharhinus amboinensis presenta diferencias notables en el número de vértebras precaudales (89 a 95 en C. amboinensis frente a 101 a 123 en C. leucas). También se distingue por una mayor diferencia de tamaño entre sus aletas dorsales (relación de altura de la primera a la segunda >3,1:1 frente a ≤3,1:1 en C. leucas) y por la forma de la muesca en el margen de su aleta anal, que forma un ángulo agudo en lugar de recto como en C. leucas. Además, suele tener menos filas de dientes en la mandíbula inferior en comparación con el tiburón toro.

Hábitat y distribución mundial

Hábitats de Carcharhinus amboinensis. ¿Dónde ver al tiburón baleta?

El tiburón baleta, aunque ampliamente distribuido en aguas tropicales y subtropicales de Eurasia, África y Oceanía, no es considerado común en ninguna de estas regiones. Los registros existentes son irregulares y la totalidad de su área de distribución puede ser difícil de precisar debido a la similitud con el tiburón toro en avistamientos reportados.

En el Atlántico oriental, se encuentra desde Cabo Verde y Senegal hasta Namibia, con un único registro en el Mediterráneo desde Crotone, Italia. En el Océano Índico, se extiende desde el este de Sudáfrica hasta la Península Arábiga, incluyendo Madagascar, las Seychelles y Mauricio, además de alcanzar el sudeste asiático y el norte de Australia. También se registra en el Pacífico, extendiéndose hacia el norte hasta Filipinas y el sur de China, y hacia el este hasta Nueva Guinea y algunas islas de Micronesia.

Los estudios genéticos y de marcado indican que los tiburones baleta, especialmente los juveniles, no son altamente migratorios y tienden a permanecer dentro de un área local. El registro más largo de desplazamiento documentado para un adulto es de 1,080 km (670 millas).

Habitan aguas costeras hasta una profundidad de 150 m (490 pies), prefiriendo ambientes con sedimentos finos y aguas turbias. A veces se aventuran en estuarios, pero a diferencia del tiburón toro, evitan las aguas salobres y no remontan ríos.

Los movimientos y el uso del hábitat de los juveniles han sido estudiados en profundidad en la Bahía de Cleveland, en Queensland. Allí, los jóvenes tiburones permanecen todo el año, concentrándose principalmente en el lado este de la bahía donde los ríos aportan sedimentos y corrientes fuertes. Los territorios individuales son relativamente pequeños, promediando unos 30 km² (12 millas cuadradas), y aumentan de tamaño con la edad. Generalmente, los juveniles se mantienen en aguas menos profundas, prefiriendo áreas menores a 40 m (130 pies) de profundidad.

Los tiburones jóvenes muestran un patrón de movimiento anual: durante la estación seca se acercan a las desembocaduras de los ríos, aprovechando las condiciones favorables para la alimentación en las marismas sumergidas, y se alejan durante la estación húmeda cuando aumenta el flujo de agua dulce y disminuyen la salinidad y los niveles de oxígeno en la bahía.

Este comportamiento sugiere una adaptación a las variaciones estacionales y ambientales locales, que influyen significativamente en la distribución y movimientos de esta especie en sus hábitats costeros.

Alimentación ¿Qué come el tiburón baleta?

Aunque el tiburón baleta es capaz de capturar presas en cualquier parte de la columna de agua, tiende a cazar preferentemente cerca del fondo marino. Este superdepredador se alimenta principalmente de peces teleósteos como corvinas, peces planos y sables. También incluye en su dieta peces cartilaginosos, cefalópodos y crustáceos decápodos, aunque en menor medida. Además, se han registrado casos de consumo de gasterópodos, serpientes marinas, delfines y carroña de ballenas.

En las aguas sudafricanas, estos escualos muestran una notable preferencia por otros tiburones y rayas en su dieta. Específicamente, se han documentado consumos de tiburones réquiem, tiburón gato, angelote, pez guitarra, mantarrayas y rayas águila.

Estos hábitos alimenticios destacan la versatilidad y adaptabilidad de esta especie en términos de selección de presas, influenciados por las condiciones locales y la disponibilidad de recursos alimenticios en sus hábitats costeros y marinos.

Reproducción y longevidad

El Carcharhinus amboinensis es vivíparo, al igual que otros tiburones réquiem. Después de que el embrión agota su suministro de yema, la madre sostiene su desarrollo hasta el nacimiento a través de una conexión placentaria formada a partir del saco vitelino vacío.

Las hembras maduras de tiburón baleta tienen un solo ovario funcional y dos úteros funcionales. Los detalles específicos de su reproducción varían según la región: en el área frente a Sudáfrica, el período de gestación dura aproximadamente 12 meses, con el apareamiento y el parto ocurriendo a fines del verano. Las camadas suelen variar de tres a siete cachorros, con un promedio de cinco. Los recién nacidos tienen una longitud de entre 75 y 79 cm (30 a 31 pulgadas).

Por otro lado, frente al norte de Australia, el período de gestación es más corto, alrededor de 9 meses, con el parto ocurriendo en noviembre y diciembre. Las camadas aquí varían de seis a 13 crías, con un promedio de nueve. Los recién nacidos tienen una longitud de entre 59 y 66 cm (23 a 26 pulgadas).

Los tiburones jóvenes de esta especie se encuentran comúnmente en entornos costeros poco profundos como bahías, donde permanecen hasta alcanzar al menos tres años de edad. Esto sugiere que estos hábitats protegidos actúan como viveros importantes para su desarrollo inicial. A medida que crecen, los tiburones baleta se aventuran cada vez más lejos de la costa hacia aguas más profundas, incrementando su frecuencia de desplazamiento hasta que finalmente se dispersan.

El tiburón baleta es conocido por ser una especie longeva y de crecimiento lento. Los machos crecen más rápidamente pero alcanzan un tamaño final menor que las hembras. La madurez sexual se alcanza alrededor de los 2,1 m (6,9 pies) de largo y los 12 años de edad para los machos, y los 2,2 m (7,2 pies) de largo y los 13 años de edad para las hembras. Se estima que la esperanza de vida máxima es de al menos 26 años para los machos y 30 años para las hembras.

Comportamiento y sociabilidad

Comportamiento con los humanos

El tiburón ojo de paloma, con su tamaño imponente y dientes formidables, es considerado potencialmente peligroso para los humanos, aunque no se tiene registro de ningún ataque confirmado hacia las personas. A pesar de esto, la especie es capturada ocasionalmente con palangres y redes de enmalle, principalmente buscando obtener carne y aletas.

Sin embargo, como depredador tope, el tiburón ojo de paloma puede acumular toxinas de ciguatera producidas por dinoflagelados en sus tejidos. Un incidente trágico ocurrió en noviembre de 1993 en Manakara, Madagascar, donde unas 500 personas fueron envenenadas por consumir carne de tiburón ojo de paloma, resultando en 98 muertes. Este evento fue el primer brote masivo de ciguatera atribuido a un tiburón, marcando un punto crítico en la comprensión de los riesgos asociados con esta especie.

La UICN ha clasificado al tiburón ojo de paloma como vulnerable en general, debido a su rareza y la posibilidad de estar expuesto a la sobrepesca. En áreas específicas como KwaZulu-Natal, Sudáfrica, se ha observado una disminución en la tasa de captura y en el tamaño promedio de los ejemplares capturados entre 1978 y 1998. Esta tendencia ha generado preocupaciones sobre el agotamiento de la población local.

Por estas razones, la UICN ha asignado una evaluación regional de Casi Amenazada para el tiburón ojo de paloma en el suroeste del Océano Índico, subrayando la importancia de medidas de conservación efectivas para proteger esta especie en peligro.

Sociabilidad con otros tiburones

El tiburón ojo de paloma es predominantemente un animal solitario, aunque ocasionalmente pueden encontrarse varios individuos en el mismo lugar. En el Canal de Mozambique, se observa que esta especie supera en número al tiburón toro en el lado este, mientras que en el lado oeste ocurre lo contrario, lo que sugiere una posible exclusión competitiva entre estas especies similares.

Se han documentado varios parásitos asociados al tiburón ojo de paloma, incluyendo el mixosporeo Kudoa carcharhini, los copépodos Pandarus smithii y P. cranchii, y diversas tenias como Callitetrarhynchus gracilis, Cathetocephalus sp., Floriceps minacanthus, Heteronybelinia australis, Otobothrium australe, O. crenacolle y Protogrillotia sp.

Los juveniles de tiburón ojo de paloma son potencialmente vulnerables a la depredación por parte de tiburones más grandes. Sin embargo, en la Bahía de Cleveland se ha observado que la mortalidad natural de los juveniles no supera el 5% anual. Esta tasa es comparativamente baja en relación con la mortalidad observada en juveniles de otras especies como el tiburón punta negra (C. limbatus) y el tiburón limón (Negaprion brevirostris).

Estos datos subrayan la importancia de comprender las interacciones ecológicas y los factores que afectan la supervivencia de los juveniles de tiburón ojo de paloma en sus hábitats costeros, donde la competencia, la depredación y las condiciones ambientales juegan roles cruciales en la dinámica de las poblaciones.


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